domingo, 19 de julio de 2009

A veces parece que todo se resumiera a unas incontrolables ganas de salir corriendo hacia cualquier lugar o hacia ningún lugar.
Como si diera vueltas como una veleta que no para en ninguna dirección, el viento es cada vez más confuso. El viento es solo la misma sensación de incertidumbre. De angustiosa duda. Agujeros sin marcha atrás.
Y no hay que salir a dar una vuelta.

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